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LIBRE PRIMAVERA

Desde que empezó la primavera hemos tenido que ser pacientes para ver el sol, creo que hacía varios años que no recordaba una primavera tan pura. Una primavera en la que el sol y la lluvia conviven como si no pasase nada, incluso en el mismo instante. Hacía varios años en los que no veía el cielo de abril tan nublado y tan azul en el mismo día. Una pureza que es solo fruto de nuestra situación, de habernos metido en casa anhelando disfrutar de los campos llenos deflores, de los árboles verdes, de un día de sol que al final se convierte en una tarde de lluvia y viceversa. Anhelamos tanto disfrutar de la primavera como nuestra libertad. 

Desde hace ya unos cuantos años nos gusta hacer alguna excursión en esta época del año que nos lleve un poco a ese campo que florece después del invierno. Salimos a ver cómo crece la vida y a disfrutar un poco de esas flores de colores que, de manera natural  crecen entre la hierba verde. 

De las últimas que recuerdo con un cariño especial fue una escapada cerca de El Escorial. Estuvimos un fin de semana en unos huertos colaborativos donde estaban montando casas sostenibles y, además, había una casa de madera y una caravana para dormir. Además de la buena compañía que nos hicieron los gatos que andaban por allí, tuvimos la suerte de que la caravana estaba delante de todo un campo lleno de flores. Cerca de allí había también un pequeño lago y un riachuelo y aprovechamos para dar algún que otro paseo y llenar un carrete de algo diferente a lo que hacemos cuando estamos en Madrid. Además estando tan cerca del Escorial siempre es buen sitio para ir de visita o hacer una excursión a la silla de Felipe II y contemplar, desde arriba el monasterio. En estos momentos en los que tiramos de recuerdos, rememorar estos momentos es algo así como una fuente de energía. 

Otra de nuestras apuestas seguras para disfrutar de la primavera es la sierra norte de Madrid. Aunque a veces haya demasiada gente, subir a la Laguna de Peñalara o a la Laguna de los Pájaros (mucho más tranquila porque no van tanto las familias) siempre es buena idea. Nosotros solemos subir, al menos, una vez al año e intentamos escaparnos en días en los que no vaya a haber mucha gente, aunque como digo es un poco complicado porque se puede llegar incluso con el tren. Otra opción es el puerto de Navacerrada, el Camino Smith entre árboles es un lugar precioso tanto en primavera como en Otoño. La última vez que estuvimos allí fue a finales de este verano y, la verdad es que no se qué pasó porque apenas nos cruzamos con nadie en todo el camino. Nos sentamos solos a comer en medio de un claro y a ver cómo el otoño iba llegando. 

La Morcuera y Canencia, también en Madrid, son de esos lugares que traen tan buenos recuerdos y olor a primavera. Esa primavera que este año florece sola y mucho más tranquila. Pero que nosotros echamos tanto de menos en estos momentos. Casi tanto como los campos de Castilla llenos de amapolas que se pierden en el horizonte y que ya verdes esperan el verano para ponerse en ese marrón que también tanto les caracteriza. 


Este año nos ha tocado dejar descansar al campo y a la vida de la naturaleza. Cuando volvamos tenemos el deber de acordarnos de cómo la hemos echado de menos todo este tiempo para cuidarla y que nos dure para siempre. 


¡GRACIAS POR LEERNOS Y ÁNIMO!

PD: Todos los dibujos en las imágenes son de Luis J. San José (@the_luisja_project)

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